RESUMEN
En este análisis abordo los
desafíos que están enfrentando las Instituciones de Educación Superior (IES)
para vincular su referente académico (propuesta curricular) con el referente
productivo (requerimientos del mercado), desde el paradigma de la calidad
educativa.
En el contexto global, se
observa que el mundo ha ingresado en un período de profundas transformaciones
económicas, sociales, y políticas que tienen su origen en el surgimiento de un
nuevo sistema para la creación de riqueza, que depende fundamentalmente de la
creación y aplicación de nuevos conocimientos. En este sentido, es evidente que
la fortaleza, prosperidad, y bienestar de una nación, en una economía global
del conocimiento, demandan ciudadanos altamente preparados, a través del
desarrollo de un sistema robusto de educación superior. Por consiguiente, según
plantea Friedman (2005), se requieren instituciones
con la capacidad de descubrir nuevos conocimientos, desarrollar aplicaciones
innovadoras de estos descubrimientos, y transferirlas en las plazas de mercado,
a través de actividades empresariales.
Considerando que la mayoría de
las universidades son esencialmente docentes, en el corto plazo, los desafíos
institucionales, relativos a la creación de nuevos conocimientos y a su
difusión, se ven difíciles de superar sin el establecimiento de políticas de
investigación que sustenten los cambios emprendidos. Aún más, las universidades
que realizan investigación también se ven enfrentadas a desafíos provenientes
de las fuerzas que caracterizan a la economía global: mercados
hipercompetitivos, cambios demográficos, creciente diversidad étnica y
cultural, nanotecnologías[1], y calidad. Más
específicamente, mercados caracterizados por el continuo flujo de
conocimientos, capitales, y fuerza de trabajo, donde indefectiblemente se
requerirán profesionales formados con valor agregado, con capacidad de aprender
a lo largo de toda la vida y con habilidades transferibles a nuevas situaciones
y contextos - capacidades que debieran constituir hoy en día una prioridad en
los objetivos de calidad de las IES, en general.
Sin embargo, en el ámbito de
la educación superior, tanto a nivel nacional como internacional, se observa un
serio desequilibrio entre las necesidades educativas y la capacidad de
respuesta educacional. En general, las IES se encuentran con dificultades para
responder a los nuevos requerimientos socioeducativos y para adaptarse a los
nuevos paradigmas de aprendizajes y enfoques organizacionales. En tal sentido,
cabe preguntarse, ¿cómo están reaccionando las universidades ante las nuevas
exigencias socioeducativas?, ¿se hacen esfuerzos para vincular el referente
académico (propuesta curricular) con el referente productivo (requerimientos
del mercado)? Por cierto, muchas IES hacen ingentes esfuerzos para allegar
fondos que les permitan mejorar la infraestructura, el equipamiento y los
recursos para la enseñanza-aprendizaje, aunque, por otra parte, no ocurre lo
mismo en materia de políticas de desarrollo y perfeccionamiento docente.
Como es de notar, a gran
escala, las inversiones en educación, demandadas por la economía global del
conocimiento, están infringiendo fuertes presiones a las economías tanto de
regiones desarrolladas como en vías de desarrollo. Los países de este último
sector se ven superados por las necesidades educativas de estudiantes de nuevo
ingreso, provenientes tanto de poblaciones de jóvenes como de adultos.
Claramente, las competencias iniciales, en cada caso, son muy distintas. ¿Qué
esfuerzos hacen las IES de menor tamaño, carentes de sistemas de selección
estudiantil, para conocer las características de los estudiantes de nuevo
ingreso? Por cierto, el conocimiento de las características relacionadas con el
perfil de ingreso permiten realizar diversos ajustes curriculares e implementar
un conjunto de acciones remediales, según sea el caso.
Por su parte, en las economías
desarrolladas de Europa, América, y Asia, las IES afrontan serios problemas
para el financiamiento de la educación superior de una población de estudiantes
cada vez más numerosa. En muchos casos, esta situación ha llevado a implementar
ofertas educativas académicas transfronterizas, a diseñar más programas de
postgrado, a rediseñar las metodologías de enseñanza-aprendizaje y a re-evaluar
los sistemas de acreditación con la finalidad de agregar valor a los programas
ofrecidos y, por tanto, de atraer a más estudiantes a sus aulas.
Mirado desde un enfoque de ajuste a la misión y los propósitos institucionales,
todos estos esfuerzos les permitirían a dichas instituciones seguir
cumpliendo cualitativamente con su correspondiente proyecto académico y
cuantitativamente con sus planes de crecimiento. En otras palabras, los nuevos
requerimientos socioeducativos imponen a las IES un interesante desafío: crecer
tanto en su dimensión horizontal (competencia por volumen) como en su dimensión
vertical (competencia por prestigio).
Dentro de este contexto
global, las IES enfrentan diversos desafíos, entre los cuales se podrían citar
los siguientes:
·
Necesidad de
construir convergencia institucional de manera de relevar los aspectos de la
misión, visión y propósitos institucionales;
·
Necesidad de
tener mayor participación en la educación superior para construir fuerza
competitiva, es decir, masificación;
·
Necesidad de
contar con sistemas de aseguramiento de la calidad de los programas ofertados
para cubrir las nuevas demandas socioeducativas;
·
Capacidad para
incrementar la calidad de la docencia y de los servicios asociados para
competir en una economía controlada por el conocimiento;
·
Necesidad de
implementar adaptaciones curriculares para responder a los nuevos paradigmas de
aprendizaje;
·
Capacidad para
financiar la educación superior en el contexto de las finanzas públicas para
lograr mayor equidad en el ingreso;
·
Necesidad de
contar con un sistema diferenciado de educación superior para ayudar a lograr
tantos los objetivos de masificación educativa como de la búsqueda de la
calidad en educación;
·
Capacidad
institucional para rendir cuenta pública (accountability),
particularmente en vista de la expansión y el incremento de la educación
superior para satisfacer los requerimientos de una economía global del
conocimiento.
En este escenario, y especialmente en el ámbito universitario, la
evaluación puede considerarse como la estructura nuclear tendiente a promover
el mejoramiento continuo en todos los niveles institucionales - incluyendo la
docencia, la investigación y los servicios universitarios. En todos estos
esfuerzos se evidencia claramente un objetivo común que apunta a asegurar la
efectividad y la eficiencia de los diversos procesos. Por tanto, el
aseguramiento de la calidad se ha convertido en el principal medio que las IES
tienen para afrontar los nuevos escenarios educativos.
Al respecto, Brunner y Uribe (2007) precisan que la competencia es
intensa pues tanto las universidades estatales como las privadas deben
conseguir en el mercado sus clientes, recursos adicionales y su prestigio,
puntualizando que las estrategias institucionales de crecimiento, relacionadas
con cantidad de vacantes, programas, sedes y aranceles, son reguladas por las
fuerzas de la oferta y la demanda. Son precisamente estos aspectos
los que permitirían regular su crecimiento y desarrollo, ya que las IES no son
realidades estáticas, sino que evolucionan, en forma permanente, como resultado
de la dinámica de la oferta y la demanda.
La evidencia muestra que, en un contexto mundial de transformaciones, la
educación superior necesita asumir nuevas responsabilidades sociales, pues como
señalan Altbach y Peterson (2000), las presiones sociales y los requerimientos
específicos del mercado laboral demandarán mayor diversificación en los
programas de estudio. Esto quiere decir que se exigirán más y mejores ofertas
educativas para una población estudiantil cada vez más diversa. Pero, ¿hay
conciencia plena de estas necesidades?
En general, hay consenso entre los especialistas en que la educación
superior debe situarse entre los recursos intelectuales y creativos más
importantes existentes hoy en día para abordar los nuevos desafíos que enfrenta
la sociedad – incluyendo la sustentabilidad de los recursos naturales y la
provisión de servicios educativos para una población muy heterogénea y con nuevas
necesidades de aprendizaje. Claramente, esto supone preparar profesionales que
respondan a las necesidades del mercado, fortaleciendo, al mismo tiempo, las
estructuras sociales para asegurar que las futuras generaciones experimenten
una existencia de justicia, equidad, y autorrealización.
En consecuencia, es urgente que las IES organicen sus recursos para
elevar su capacidad de respuesta y satisfacer los grandes desafíos sociales de
este nuevo siglo, lo cual supone desarrollar mayores capacidades transferenciales,
comprometerse más socialmente e inyectar mayores recursos financieros a la
educación. Al respecto, es posible distinguir dos responsabilidades
fundamentales que la educación superior necesita asumir para asegurar el
bienestar social actual:
·
Formar profesionales con las competencias necesarias para actuar con
eficiencia en una economía global, crecientemente competitiva, en la cual
las organizaciones empresariales buscan nuevos mercados, una
producción más eficiente, y una mano de obra menos costosa; y
·
Acercar la brecha educativa entre los estudiantes que son más
aventajados – educativa, cultural, y económicamente – que aquellos que no los
son.
Según Roa (2005), la universidad, como institución autónoma y
crítica, debe conocer las necesidades, los movimientos sociales, las demandas
del mercado laboral y los estilos imperantes de interacción y desarrollo de
contextos internacionales. En otras palabras, la universidad está llamada a
adaptarse a las nuevas tendencias de la economía del conocimiento - como factor
determinante del estándar de vida actual -, relevando el rol que está jugando
como promotora de la transformación económica en los nuevos escenarios
globales.
En consecuencia, se puede señalar que:
·
La educación superior es importante para las actividades de
investigación, las que, a su vez, crean conocimiento;
·
La educación superior crea capital humano, el cual afecta directamente
la acumulación de conocimientos y, por consiguiente, el crecimiento de la
productividad.
Como es de notar, la idea legitimadora de la educación superior
pareciera estar cambiando. Hoy resulta cada vez más evidente de que se la
visualiza como un sub-sistema de la economía, considerada, según Aponte (2004),
como una industria, más que como una institución social. Esto ha llevado al
surgimiento de un nuevo estilo de gestión académica, creándose nuevas culturas
organizacionales y prioridades profesionales. En este sentido, se estima que la
influencia del medio laboral está jugando un rol clave en la reformulación de
los propósitos de la educación superior de este nuevo milenio. De hecho, las
universidades están enfrentando la necesidad de rediseñar o re-ajustar sus
carreras y/o programas para dar respuesta a las nuevas demandas de la sociedad
del conocimiento. Precisamente, una justificación para la introducción de
competencias en el currículum universitario ha sido la brecha existente entre
las competencias requeridas por los empleadores y aquellas desarrolladas por
las universidades.
Ante este nuevo escenario, las IES y, específicamente, el sector
universitario, han venido modificando sus roles de actuación como se indica a
continuación:
·
Han ingresado a consorcios de educación superior, a nivel regional e
internacional;
·
Se han sumado a diversas formas de educación
transnacional; Han incorporado iniciativas de aula virtual;
·
Han creado alianzas estratégicas con la industria; y
·
Han decidido ingresar voluntariamente a procesos de acreditación a nivel
nacional, regional y/o internacional.
Lo anterior en respuesta a la necesidad de satisfacer los requerimientos
que se observan en un mercado en constante cambio. En este nuevo escenario
universitario, como señalan Brunner y Uribe (2007), “es la propia concepción de
universidad la que se ve desafiada por estas transformaciones” (p. 10). En
efecto, es difícil imaginar que las universidades no cambien de manera
significativa o quizás radical en las próximas décadas. Al respecto, Vera
(2010), señala que las IES necesitan desarrollar estrategias institucionales
que les permitan adaptarse mejor al mercado. Dicha adaptación podría
interpretarse como la capacidad de las IES de reformular sus proyectos
educativos, introduciendo enfoques de flexibilidad que les permitan construir
más puentes entre el ámbito académico y el sector productivo.
En síntesis, el contexto actual reclama una educación superior que sea
capaz de desarrollar propuestas educativas dentro un horizonte de cambios
sociales y económicos permanentes. En este nuevo escenario, las IES no pueden
seguir sustentando carreras profesionales desde un enfoque terminal. Muy por el
contrario, necesitan flexibilizar todo su quehacer institucional y crear valor
en los profesionales que forman en sus aulas. Por tanto, el principal desafío
para la educación superior de los próximos veinte años es ofrecer recursos intelectuales y
prácticos que se adapten a un mundo cada vez más impredecible.
LECCIONES
PARA AMÉRICA LATINA
“Cuando
planteamos grandes reformas educativas, por ejemplo, siempre involucramos a los
maestros y a los alumnos, no se trata de órdenes del gobierno que los
educadores tienen que acatar, son reformas que hemos preparado juntos”
Anita Lehikoinen,
Secretaria Permanente del Ministerio de Educación y Cultura de Finlandia.
Cuando se dieron a conocer los
resultados de la primera evaluación PISA en el año 2000, el gobierno se vio
inundado de visitas de delegaciones extranjeras que acudían a Finlandia para
descubrir los secretos de la maravilla nórdica e implementarlos en sus propios
países.
Alemania por ejemplo, azorada por sus
resultados mediocres en la prueba, tomó nota del programa finlandés e introdujo
reformas en su sistema.
¿Pero qué posibilidad tienen los
países de América Latina, donde la educación pública está lejos de ser un orgullo,
donde el sueldo de los maestros no está a la altura de sus responsabilidades y
donde no existe un estado de bienestar como en algunos países europeos, de
implementar un sistema educativo como el de Finlandia?
"No puedes copiar y pegar el
sistema entero", le dice a BBC Mundo Andreas Schleicher, responsable de
las evaluaciones PISA, "pero puedes ver cómo los finlandeses saben quién
es un buen maestro, cómo los reclutan, cómo les asignan las clases o cómo se
aseguran de que cada niño se beneficie de lo que le enseñan".
A los niños no se les da mucha tarea
escolar para la casa.
Melgarejo también cree que se pueden
importar ciertos elementos, como mejorar la selección de buenos maestros,
fomentar las bibliotecas públicas -ampliamente concurridas en Finlandia- y
hacer que las familias contribuyan al proceso de escolarización.
Y quizá una lección útil para América
Latina sea aprender cómo Finlandia afronta los cambios en el ámbito de la
educación.
"Todo se basa en la confianza
mutua y en la construcción de un consenso. Cuando planteamos grandes reformas
educativas, por ejemplo, siempre involucramos a los maestros y a los alumnos,
no se trata de órdenes del gobierno que los educadores tienen que acatar, son
reformas que hemos preparado juntos", afirma Lehikoinen.
Después esta descripción de
Lehikoinen, Melgarejo y Schleicher, uno podría tender a imaginarse una clase en
Finlandia como una situación idílica: un grupo de niños obedientes escuchando
embelesados una clase magistral que interrumpen de tanto en tanto con una
pregunta inteligente.
Nada más lejos de la realidad. Los
niños hacen las mismas travesuras que en cualquier parte del mundo. Incluso, a
veces, "cuando hacen las mediciones de educación es una paradoja porque
aunque les va muy bien, cuando les preguntan si les gusta la escuela, siempre
dicen que no. Quizá eso se deba al espíritu independiente de nuestros
niños", concluye Lehikoinen
DESAFÍOS DE LA EDUCACIÓN SUPERIOR EN CENTROAMERICA
Necesidades
generalizadas para todos los países Cómo se verá más adelante, dentro de la
diversidad de problemas identificados, hay varios de ellos que surgen
inmediatamente como necesidades generalizadas para todos los países de
Centroamérica y República Dominicana:
·
Papel fundamental en el desarrollo socio-económico. Necesidad de que los Sistemas
de Educación Superior jueguen un papel fundamental en el desarrollo
socioeconómico de sus países, que en su mayoría son muy pobres y tienen
problemas urgentísimos, muchos de los cuales podrían solucionarse con una
participación mucho más activa de las Instituciones de Educación Superior en la
sociedad; bajos niveles de financiamiento, que repercuten negativamente en los
demás aspectos de los Sistemas de Educación Superior; carencia de sistemas de
información integrales para los Sistemas de Educación Superior, problema
encontrado por los investigadores y que se reflejan en los diferentes estudios;
y necesidad de un mejoramiento profundo de la calidad.
·
Acceso y Equidad. Los autores de los estudios han hecho énfasis en el crecimiento
reciente de la matriculación estudiantil, con una base social más amplia como
una fortaleza, más que en la necesidad de expandirla como una debilidad de los
Sistemas de Educación Superior.
·
Mucho por hacer. El problema de inequidad en el acceso no ha sido enfatizado. Sin
embargo se reconoce que hay mucho por hacer y que hay atender a los
requerimientos educativos de los estudiantes más pobres. Más aún, se advierte
de la necesidad de definir metas de cobertura en el corto, mediano y largo
plazo. Se advierte, también, la existencia de fuertes inequidades regionales.
·
Diversificación. Se observa una fuerte necesidad de mejorar la diversificación
institucional u horizontal, particularmente a través del desarrollo de un
subsistema de Educación Superior no universitaria. Existe también la necesidad
de definición o redefinición de los roles de las universidades y de las
instituciones no universitarias. También
es evidente la necesidad de promover mayor diversificación vertical al nivel de
postgrado.
·
Calidad y Relevancia. En general se observa un baja calidad en los
suministros (o “inputs”) de la Educación Superior, ya sea cuando se trate de
los ingresantes a las Instituciones de Educación Superior, del curriculum y
prácticas pedagógicas, de los docentes, de la infraestructura o del desarrollo
de investigaciones. Por otra parte, se enfatiza la necesidad de mecanismos de
control de la calidad.
·
Personal Docente. El problema principal de acuerdo a los autores de
los estudios es que la planta de profesores requiere mayor nivel académico, en
particular a nivel de maestría y doctorado; y requiere de actualización
periódica en general. Este problema se circunscribe dentro de un conjunto de
problemas comunes en la gestión de recursos humanos, a saber: problemas con la selección,
bajos niveles salariales, falta de motivación, falta de oportunidades de
formación, capacitación y actualización, falta de incentivos al desempeño, y de
evaluación. Sin embargo, no aparece como un problema importante la relativa
escasez de docentes comparado con el número relativo de alumnos.
·
Desarrollo del Curriculum y Prácticas Pedagógicas. Las carreras y sus curriculums
se encuentran poco actualizadas y se observa falta de relevancia o pertinencia
de las mismas, falta de flexibilidad, y escasas orientaciones o
especializaciones dentro de una misma carrera. Los métodos pedagógicos
utilizados son inapropiados, con carencia de materiales educativos y
bibliográficos que sirvan de guía al estudiante. Se sigue utilizando mucho el
modelo tradicional “transmisivo, memorístico y mecánico”, en contraposición al
basado en habilidades tales como análisis, síntesis, creatividad, crítica. Se
destaca también la necesidad de aprender a aprender, de la importancia del
cambio continuo. Los recursos de aprendizaje modernos como la televisión, el
cine, las bases de datos y el son poco empleados de modo sistemático. Las
tecnologías de la información y de la comunicación (TICs, incluyendo el
internet) son poco utilizadas.
·
Ingresantes a las Instituciones de Educación Superior. Se destaca la dificultad de
escapar a la baja calidad del sistema educativo nacionales, que producen
ingresantes a la Educación Superior con bajo nivel formativo o calidad
académica. Se necesita “nivelar” a dichos ingresantes, y brindar una apropiada
orientación vocacional.
·
Infraestructura. Hay necesidades de equipamiento
para talleres, laboratorios y equipamientos de tecnologías de la información.
El problema de “masificación de los estudiantes en las aulas”, sugiere una
combinación de deficiencias en la disponibilidad de aulas y de docentes.
·
Investigación. El problema general aquí es la falta de inversión, y como consecuencia
las actividades de investigación y sus productos son escasos. La poca
investigación existente “parte de enfoques parcializados de la realidad y de
iniciativas fragmentarias”. Hay un marcado acento en la docencia con detrimento
del desarrollo de la investigación; las universidades están aplicando
insuficientemente su enorme potencial científico y tecnológico. Son muchos los
factores que contribuyen a este problema, entre ellos, insuficiente
financiamiento, la falta de una cultura científica en el país, carencia de
investigadores de alto nivel en área estratégica, dispersión de políticas,
escasa relevancia de la investigación en los programas de formación en los
niveles de grado y posgrado.
·
Desconexión del entorno socioeconómico. Se necesita mejorar la
articulación de los subsistemas de educación entre sí. Se observa una escasa
relación con los sectores productivos y las políticas gubernamentales; las
universidades parecen estar ausentes de los debates, análisis y proyectos
relacionados con los problemas y tareas del desarrollo económico social.
Además, tanto la falta de vinculación entre la Educación Superior y su entorno
ambiental, cultural, económico, y social; como la falta de adecuación de
políticas a la realidad nacional, produce un desequilibrio entre las demandas
de la sociedad y la oferta de egresados de las universidades.
·
Sistemas de Aseguramiento de la Calidad. Un punto débil en los Sistemas
de Educación Superior estudiados es la evaluación y acreditación, necesitando
de sistemas de evaluación y acreditación de los programas de estudios y de las
instituciones académicas. Existen problemas con la acreditación/licenciamiento
de Instituciones de Educación Superior, encontrándose universidades que “en la
realidad lo son sólo de nombre”, lo que sin duda confunde a los potenciales
estudiantes y a sus familias. Son claras las necesidades de promover una
cultura de la autoevaluación sistemática y de publicar/informar a los
potenciales estudiantes sobre ofertas académicas, calidad relativa y costos de
las Instituciones de Educación Superior.
·
Gobernabilidad y Gestión. Se da una escasa comunicación y coordinación
entre las universidades, lo que se considera necesario para encarar los
problemas comunes del Sistemas de Educación Superior. Hacia dentro del sistema
se encuentra escasa diversificación y hacia fuera del mismo se observa una
marcada desconexión del entorno socioeconómico o de otros sub-sistemas
sociales. A nivel de sistema, los marcos u ordenamiento legales requieren ser
actualizados y mejorados. A nivel de las instituciones, la gestión se
caracteriza muchas veces por la rigidez y burocratización de las estructuras académico-administrativas,
con necesidad de sistemas de información gerenciales, y uso de redes
electrónicas de información. Además, se nota la falta de planes de desarrollo
académico e institucional de largo plazo con la participación de los clientes
principales de las Instituciones de Educación Superior: sociedad civil,
gobierno y sector privado.
·
Gastos y financiamiento. Un grave problema es el bajo nivel de
financiamiento en general, que repercute negativamente en los demás aspectos de
los Sistemas de Educación Superior. Este problema se circunscribe en un
problema fundamental que es el limitado monto de recursos que se asigna al
sector educativo en su conjunto, del cual la parte destinada a Educación
Superior es baja, aun cuando supere a otros niveles de la educación que pueden
ser más prioritario. Para agravar más la
situación, el financiamiento gubernamental no sigue criterios de rendimiento y
calidad de las Instituciones de Educación Superior, la efectividad del gasto es
limitada y las Instituciones de Educación Superior operan con una baja
eficiencia.
·
Efectividad del gasto. Faltan recursos para la inversión.
·
Eficiencia interna. La eficiencia interna de las Instituciones de
Educación Superior, particularmente públicas, es baja, con altos índices de
deserción y repitencia, sobre todo en los primeros años.
Referencias Bibliográficas
Altbach, Ph. y Peterson, P. (2000). Educación Superior en el Siglo
XXI. Desafío Global y Respuesta Nacional. 1° Edición. Buenos Aires: Editorial
Biblos.
Aponte, E. (2004). Comercialización, internacionalización y surgimiento
de la “Industria” de Educación Superior” en los Estados Unidos y Puerto Rico.
Documento de trabajo presentado en el Seminario Regional “La Educación
Transnacional: Nuevos retos en un mundo global”. IESALC/UNESCO, Caracas,
Venezuela 7- 8 de junio de 2004. Recuperado el 17 de octubre de 2010, de: http://firgoa.usc.es/drupal/files/PuertoRico.pdf
Banco Mundial
(2002). Constructing Knowledge Societies: New Challenges for Tertiary
Education. Washington, D.C.
Brunner, J. J. y Uribe, D. (2007). Mercados Universitarios: El
Nuevo Escenario de la Educación Superior. 1° Edición. Santiago-Chile: Universidad Diego Portales.
Friedman, Th.
(2005) The World is
Flat. A Brief History of the Twenty. Nueva York: First Century. Ferrar, Straus
and Giroux.
Malagón, L.
(2005). Universidad y Sociedad. Pertinencia y Educación Superior. Primera
Edición. Bogotá: Cooperativa Editorial Magisterio.
Opadaca, P. y Lobato, C. (1997). Calidad en la Universidad: Orientación
y Evaluación. 1ra. Edición. Barcelona: Laertes, S. A. de Ediciones.
Roa, A. (2005). Hacia un Modelo de Aseguramiento de la Calidad en la
Educación Superior en Colombia: Estándares Básicos y Acreditación de
Excelencia. Recuperado el 9 de diciembre de 2010, de: http://seminario18octubre.blogspot.com/2005/09/hacia-un-modelo-de-aseguramiento-de-la.html
Tedesco, J. C. (2007). Educar en la Sociedad del Conocimiento. 6°
Edición. Buenos Aires: ondo de Cultura Económica.
Vera, F. (2010). La investigación de Mercado: una Herramienta para
las Instituciones Educativas Inteligentes. Recuperado el 10 de noviembre
de 2010, de:http://trabajosfernandovera.blogspot.com/2010_02_01_archive.html
No hay comentarios.:
Publicar un comentario